martes, 10 de noviembre de 2015

Concurso de Relatos de terror del aula de apoyo. Karen Suárez 2º S D



La muñeca de porcelana
¡Mamá, quiero esa muñeca! Dijo Isabel muy nerviosa por tener una nueva muñeca.
Volveremos mañana a comprártela, ¿Vale? Pero me lo tienes que recordar, le dijo su madre en la tienda de antigüedades.
Isabel tenía solo siete años, pero podía tener todo lo que quisiera y le gustase gracias a la mirada de pena que les ponía a sus padres.
Esa misma noche, la pequeña tuvo dificultades para dormirse ya que solo pensaba en su nueva y ansiada muñeca. Incluso si tenía un brazo menos, para ella era la muñeca más bonita de porcelana que había visto nunca.
A la mañana siguiente, Isabel desayunó viendo sus dibujos favoritos como cada día. Había soñado tanto con esa muñeca que estaba ya cansada. Ya no quería esa, no le gustaba ya. Pasó todo el día jugando con las otras tantas muñecas y juguetes que teína así que no  recordó a su madre que tenían que ir a por la muñeca de porcelana.
Y, de repente, llegó la noche. Una noche oscura y fría. Era hora de irse a la cama. Isabel se cepilló los dientes y se fue a dormir al piso de arriba. Su madre no pudo subir con ella porque tenía cosas que hacer, aspecto que incomodó bastante a Isabel ya que era muy miedosa.
Una hora después de haberse dormido Isabel y su madre, una voz aguda la despertó susurrándole al oído: “subo uno, dos, tres escalones…”Isabel gritó. Asustada llamó a su madre-¡mamá, hay alguien en las escaleras que hace ruido!-. Su madre se acercó corriendo  a su habitación para tranquilizarla y revisó todo. Le dijo a su hija que no se preocupara porque allí no había nada ni nadie.
Al irse la madre de su habitación, Isabel volvió a oír otra vez ese mismo susurro: “subo cuatro, cinco, seis escalones…”. La pequeña volvió a chillar y su madre volvió a su habitación y la trajo un vaso de agua fría como a ella le gustaba e Isabel  al fin se durmió.
La pequeña y terrorífica voz continuó: “subo siete, ocho, nueve, diez escalones y ya estoy en el pasillo” repitió con voz malvada.
A la mañana siguiente la madre se sorprendió de que Isabel no estuviera despierta y pensó que tal vez fuera por las pesadillas que había tenido la noche pasada, así que subió a buscarla a la habitación. Cuando llegó, el grito de terror y miedo al ver a su hija ahogada en su propia sangre, apuñalada y con el brazo arrancado y colocado en la pequeña y adorable muñeca de la tienda de antigüedades, fue más poderoso que los gritos que había dado Isabel la noche anterior. Al momento, la madre se desmayó y cayó al suelo al ver tanto horror en aquella habitación.
                                                                                                                                             Karen Suárez 2º S  D

4 comentarios:

  1. Me gusta el relato, corto pero intenso y lleno de intriga
    ¡¡Enhorabuena!!

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  2. No le comprare a mi hija una muñeca �� me gusta mucho el relato muy original ¡ enhorabuena !☺

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  3. Como tiene que ser un relato terrorífico ��

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  4. Lo bueno breve dos veces bueno,
    ¡Enhorabuena!

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